domingo, 11 de enero de 2009

Sobreviviendo

Todo resultó ser desgarrador. Todo resultó ser. Todo resultó. La brisa marítima con onda pueblerina de Uruguay llenaba mis pulmones con una tristeza infalible, que nadie pudo quitarme jamás. Siempre recordaré esos días. Días llenos de incertidumbre por no saber cómo organizar la jornada, mi cuerpo y mi mente. Había tantas cosas por hacer, pero antes que nada, debía ocuparme de las cenizas de mi padre. Cuando el sol asomaba esa mañana de enero, él cerraba sus ojos para sumergirse en la eternidad. Los pájaros nunca corearon como aquel día, el sol nunca deslumbró de esa manera, y yo nunca me había percatado de la seriedad de la enfermedad mi padre. Fui y seré un miserable egoísta. El médico me había advertido, el cáncer se había esparcido por todo su cuerpo. Yo, ignorante a mis sentidos, preferí disuadirme de lo que había sido un diagnóstico fatal. Jamás quise admitir que se estaba muriendo. ¿Por qué iban a quitarme lo único bueno de mi vida? Mi madre había muerto unos días después que yo nací. Al parecer, el parto o yo quizás, le había provocado una infección que ningún médico pudo sanar. Toda mi vida, todos estos años, se fueron esa mañana de enero. La luz interior de mi alma se iba apagando de a poquito, me sentía inútil, desolado y triste. Pero sobretodo, un mísero y desalmado egoísta. ¿Por qué le había huido a la verdad? ¿Por qué no me quedé al lado de mi padre? Nadie merecía morir solo. Nadie. Ahora que no esta, que su cuerpo y su alma se fueron, la desdicha no se apiada de mí y no me deja un minuto sin cargo de conciencia. Sin embargo, me lo tenía bien merecido. No habrá un día en toda mi vida, que no me pregunte por qué había reaccionado de esa manera. Mientras mi padre moría, yo había decidido irme de vacaciones a Costa Rica. Las mujeres, el mar, y la noche parecían buenos motivos para salir corriendo de mi abrumador pueblito en Uruguay. Ni un día nublado, ni un sí ni un no, todo para Carlos, y nada para Papá. En medio de mi libre albedrío y dos mujeres esplendorosas abrazándome, la recepcionista del hotel me dejó una nota bajo la puerta en la que se reportaba que mi padre había muerto. Tomé el avión de inmediato.
Ahí me encontraba frente a él que yacía muerto en su cama. Pálido como nunca y para siempre. Tenía esa mirada perpleja que llevaba continuamente. Lo miraba distante pero con atención, había envejecido mucho estos días y adelgazado como para morir. Supe que no había querido comer ni tomar, siquiera su dosis diaria de litro de whisky. Había estado mal, sin duda. Sin poder soportar más la angustia, rompí el silencio y lloré. Me abalancé sobre él, acariciándolo, pidiéndole perdón por haber sido tan mal hijo, por haber sido un ingrato, que en verdad lo único que me importaba era él y nada más que él. Sollozaba. Se me acabaron las palabras pero no las lágrimas, permanecí ahí hasta que me quedé dormido. En mi sueño, nos encontrábamos en el banco del frente de la plaza, yo, mamá y él. Mi padre no me dirigía la mirada. Me levanté tiritando y absolutamente todo transpirado. Supe que mi padre no hubiera querido un funeral grande, igualmente no teníamos a nadie más. Lo llevé al crematorio. En sólo dos horas mi padre cabía en una caja de madera de veinte centímetros. Había tantas cosas por hacer, pero primero debía ocuparme de las cenizas de mi padre. A lo mejor sigo siendo un hipócrita, miserable y estúpido hijo. Pero también había recibido el llamado de una de las asombrosas mujeres que dejé en Costa Rica. Partí.
Si pensabas que iba a ir a algún lado, es el mismo lado de donde vine. La soledad austera e injusta con la que viví toda mi vida, no era más que la mejor de las acompañantes. Hay cosas que nunca cambian, hay cosas y hay hombres.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Cat muy bueno tu cuento!. Creo que cada día me gusta más como escribís. No dejes de hacerlo! Besos.
((Sol))

SoF! dijo...

CU!!!
EXELENTE!! NO TE PUEDO DECIR MAS Q' ESO!!! INCREIBLE!!!!
LOVE IT!!!!
JAJA
TE QUIERO MI CUUUU

luli dijo...

hola negra! muy bueno...cada dia escribis mejor.... bueno pasaba a saludar, me encanto eso de que no hay nada mas viejo que el diario de ayer.
Me hice un blog:
benditodesague.blogspot.com

Saludossss!!!!!!!!

Lúma dijo...

Hola Cata..Me gusta lo que escribís..!! ahora lo pude leer más tranquila.. que en el laburo entre post y post... seguiré pasando..un saludo.. feliz finde :)

Emiliano Piotto dijo...

Creo que es el cuento mejor escrito que leí de vos. Me encantó mis felicitaciones a ese cerebro escritor.