martes, 30 de diciembre de 2008

Deprisa, antes que entremos en razón.

Ya no me sorprenden las guerras, el mundo deja mucho que desear, y pensar que me habían prometido el paraíso. Pero aquí estoy, aquí me encuentro. Sumergida en el cosmos inevitable gracias a la unión de mis progenitores, que sin pensarlo me trajeron para el año 87. A lo mejor los hice felices, pero sólo a lo mejor. Hoy te puedo decir con la edad que tengo, que me encuentro pensando para mis adentros, triste. Triste por la visión que tengo, que con veinte años no puedo proyectar, no puedo crecer sin corromperme y no puedo progresar sin hundir a los de abajo. “Es el sistema”, escuché decir. La afirmación es como una apuñalada en el centro de mis principios, de mis valores y convicciones. Es un hecho que no pienso aceptar y por más incrédula que parezca ser, la vida se trata de opciones, de elegir, de tomar partido de un bando. Y yo ya lo hice. Ya no me sorprenden las guerras por el dinero, por el petróleo. Ya no me sorprenden las coimas y los corruptos. Ya no me sorprenden la frivolidad y la opulencia. Pero aquí estoy, aquí me encuentro. Hoy prendo la televisión y lo único que vende es el morbo, y pensar que lo canales de televisión y su gran monopolio, se depravan pagando y gastando millones de dólares en una noticia que no es noticia, sino por le mero acto de aparecer en televisión. Mientras hay gente que muere de hambre, de pobreza, de desolación y de egoísmo. Pero eso no es noticia, eso ya se sabe, esta en inconsciente colectivo de la gente. “Mirá ahí va un pobre, pobre, no?” Eso no es noticia por que alguna vez ya lo fue, y no hay nada más viejo que el diario de ayer.